Netflix entró en mi vida…

…y yo dejé de descargar series. Jamás lo habría pensado, la verdad; y lo mejor es que no me di cuenta hasta hace unos días. Por cierto, recalco lo de series porque es de lo que me nutro, principalmente.

Seguro que alguien piensa «Pero si, ahora mismo, el catálogo de Netflix es limitadito». Cierto, no lo niego, pero ya solo con lo que tiene me ha mamtenido entretenida y… aún no he podido ponerme al día con todo lo que me apetece ver.

La verdad es que un mes antes de meterme en la plataforma se puede decir que «vivía al día». Vamos, que ya no me quedaba nada para ver de una sentada (como a mí me gusta), así que, solo con lo que se estaba emitiendo (y se sigue emitiendo) tenía que conformarme; lo que significa que me esperaba al menos dos semanas para ver dos capítulos seguidos de una serie. En ocasiones, hasta tres, qué menos. Cuando la serie tiene doce episodios, por ejemplo, la espera no es tan irritante; pero cuando hablamos de veintidós…, eso lo llevo peor.

Por otro lado, algo que me sorprende es que no echo de menos ni siento la necesidad de ponerme al día con las temporadas que ya no sigo. Gotham, The Originals, Scream Queens, How to get away with murder, The Blacklist, Supernatural, American Horror Story, Agents of SHIELD, The Flash… Y tampoco le estoy prestando atención a lo que ha ido saliendo como Ash vs Evil Dead, The Expanse

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Eso es imposible, podéis pensar. Creedme, estoy igual de sorprendida. Os juro que con lo «poco» que tiene, aún me faltan cosas por ver. Cierto que de anime, por ejemplo, ya no me queda tanto. Muchos de los títulos restantes no me llaman demasiado, o ya los he visto. Pero… ¿sabíais que han empezado a poner series asiáticas? ¡Toma ya! Ahí me han calao.

De momento, solo hay dos títulos. Una serie japonesa y otra china. De la primera, titulada Atelier, diré que me habría molado hace unos cuantos años (cuando devoraba cualquier dorama que estuviera disponible para descargar), pero visto un par de capítulos, mucho me temo que no voy a continuarla porque me va a cabrear más que otra cosa. Con perlas como «Eres vulgar. Una mujer de verdad se preocupa por su imagen» o «No hay mujer fea, sino perezosa», ¿qué queréis que os diga? Apaga y vámonos. Me recordó bastante a la peli El diablo viste de Prada, cuya moralina me cabreó igual.

En cuantoempresses a la serie china, Empresses in the Palace, no me puedo quejar. No es que sea la caña, pero entretiene. Tiene un par de fallos narrativos (muy puntuales), para mi gusto, pero suficientes elementos para enganchar. Me recordó mucho a lo que estuve investigando sobre los harenes árabes cuando escribía La textura de las palabras. Claro que no es difícil que las situaciones sean similares, por no decir iguales. Puñaladas traperas, envidias, provocar abortos en tus rivales… Todo lo que haga falta para conseguir ascender y ser la favorita del emperador (con la obtención de poder que ello conlleva).

También hay disponibles pelis asiáticas (y lo mismo: chinas y japonesas), algunas de las cuales tenía muchas ganas de ver, pero no había dado con ellas en las plataformas de descarga habituales que frecuento. Vamos, que cuando empiecen a incluir pelis/series taiwanesas y coreanas, voy a morir del gusto y… bye, bye, descargas por internet.

La cuestión es que la piratería es imposible de erradicar, pero sí es posible minimizarla con plataformas como la de Netflix. Yo soy la prueba, y estoy segura de que no la única. Y ojo, mira que la palabra piratería no me gusta. ¿Cuánto de lo que he descargado he acabado comprando? De lo que me ha molado de verdad, casi al completo, en especial si venían en edición chachi guay. Y porque no todo lo que me gusta se distribuye en España, que si no…

Vamos, que otra televisión es posible y las cadenas deben amoldarse a los tiempos que corren. Algunas ya cuelgan sus contenidos en internet… Por cierto, qué cagada la de Antena 3. Me puse un día a ver una de sus series a través de la app de la que dispone mi Smart TV y… ¡ponían anuncios en el capítulo! Vamos, que no sé si la serie molaba o no, porque me cabreé tanto que la mandé a la mierda. «Bueno, pero es que tienes la opción de pago». Vale, de acuerdo. Pues haz como Netflix y ponme todos los capítulos del tirón para que pueda verla como y cuando quiera. No me obligues a pagar tres meses para ver una serie cuando a ti te dé la gana (porque, además, con Antena 3 —y otras cadenas— no puedes fiarte de los días de emisión). Así de sencillo.

En definitiva: larga vida a Netflix. Bienvenido a mi vida. Con lo que cuestas al mes (y si sigues ampliando tu catálogo de esa manera —aunque las pelis las he visto casi todas), seré tuya de por vida, diablosón 😛

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One Comment

  1. Totalmente de acuerdo, me pasó exactamente lo mismo al empezar con netflix. No sólo dejé de descargar durante un buen tiempo, sino que me permitió descubrir, como veo que te ha pasado a ti, muchas series nuevas que seguramente en mi sitio de descargas no habrían aparecido o no habría descubierto.

    También es cierto que hay excepciones, Juego de tronos la voy a ver y a descargar si o si, no tengo HBO y de momento no creo que la contrate. Ash vs Evil Dead la descargaré, soy un nostálgico del cine ochentero y no puedo evitarlo. Y así algún que otro caso más.

    Por último, sobre el tema de que las televisiones deben adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas maneras de consumir contenidos, pues si, obviamente deben hacerlo, pero evidentemente hay un interés económico que no les viene bien implementar modelos similares.

    Dejé de ver telecinco y antena 3 por eso, y no creo que vuelva….

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