Reseña antológica :-P

Como ya comenté en su día, además de la creación del grupo de Goodreads #LeoAutorasFantásticas, voy a empezar a incluir reseñas en este blog para dar visibilidad a autoras. Quizás no sea mucho lo que consiga, pero me da cierta tranquilidad de conciencia el saber que por lo menos seré activa en esta cuestión. Y qué mejor forma de arrancar que aprovechar la iniciativa del #LeoAutorasOct en la que ya anuncié que participaría con la siguiente lista de lecturas:

portadas

Pues bien, he decidido arrancar con una reseña doble, la de las dos antologías, porque aunque son de temática bien distinta, me sirve para recalcar la importancia de este tipo de publicaciones. Algo de lo que se habló en el Niebla con la mesa redonda titulada «El auge de las antologías o es que el relato no vende» y en la que destaco la reflexión de Ricard Ruiz, que venía a decir algo tal que: hay que apostar por ellas siempre y pese a todo. No fueron sus palabras exactas, pero más o menos.

Bueno, bueno. Al tema. Huy, espera, antes de arrancar quizás deba decir que esto no es una reseña per se, o mejor dicho, no es lo que yo entiendo por reseña. No voy a entrar a analizar aspectos formales o similares. Esto es una apreciación totalmente subjetiva, basada en mis gustos y mis fobias. Dicho esto, ahí va:

portada de Vienen a por ti.Vienen a por ti de Marta Junquera. Pincha en el título para ir a la página de Goodreads y ver más comentarios sobre la antología.

Para empezar, quiero dejar claro que desde hace años (y con años me refiero a más de una década) no leo terror. Conforme me fui centrando en leer ciencia ficción, casi en exclusiva, y mi etapa magufa quedó reducida a cero (sí, no nací siendo atea y no me avergüenza decirlo) mi interés por este género desapareció, básicamente porque me cuesta mucho no racionalizar las situaciones que me plantean; y salvo que se me jurara y perjurara que lo que iba a leer sería tan angustioso a lo Clive Barker, ni miraba pa’ ello.

Hmmm… Ahora que caigo, no estoy siendo franca del todo. Lo cierto es que, en mi papel de seleccionadora del Fabricantes, este año leí unas cuantas antologías de terror, como por ejemplo las que publica Saco de huesos o la selección que se hizo del Visiones centrada en la temática lovecraftiana. Lo que pasa es que me ocurrió lo que comento justo en el párrafo anterior (ya podéis empezar a llamarme Spock) y no he retenido nada. Pero vamos, que quede claro que por iniciativa propia no las habría leído y que soy un público difícil en este género.

Pues bien, a pesar de todo lo que acabo de decir, abordé Vienen a por ti con gran entusiasmo. No ya porque se tratara de una autora (en un género en el que estas tienen menos presencia aún que en la ciencia ficción), sino porque en la presentación del Celsius me vendieron la antología estupendamente; en especial Alberto M. Caliani, que es un crack. Eso por una parte. Por otra, me entusiasmó tanto la antología La maga y otros cuentos crueles de Elia Barceló (esta señora domina el relato con una maestría espectacular, sobre todo la parte malrollera) que, leídos los elogios a Marta, deseaba que alguien me reencontrara con el terror.

Y ¿qué puedo decir de Vienen a por ti? Que Marta Junquera escribe condenadamente bien y que esta antología se lee en un suspiro. ¿Contras? Que aunque me encanta lo bien que escribe y el estilo que tiene, salvo relatos muy, muy puntuales, los demás no me dijeron nada. En su favor diré que probablemente sea cosa mía, porque los relatos de ciencia ficción clásicos me tienen malacostumbrada con sus finales inesperados y esos giros retorcidos y chungos. Para este caso en concreto, quizás no esperes que maten a Fulanito o a Menganito en uno u otro cuento, por ejemplo, pero sabes que, con la situación planteada, va a palmar alguien seguro; y eso, para mí, le resta impacto. Insisto: para mí.

Eso sí, algo que me parece importante destacar es que Marta maneja la cotidianidad para ensombrecerla de manera muy acertada. En «La camisa», por ejemplo, la superstición convierte un objeto cotidiano en excusa para salirse de madre; en «Matar para no morir», nos acaba pareciendo de lo más normal las chungueces que hacen los miembros de dos bandas mexicanas si al tío al que le acaban de reventar de un balazo se levanta como si nada para liarse a mordiscos.

Dicho todo esto, que quede claro que si Marta Junquera termina por fin la novela en la que está trabajando (lo comentó en el Celsius) y se la publican, me la leeré, fijo. ¿Recomiendo su antología? Te la leerás en un plis, eso te lo aseguro. No se hace pesada, tiene un estilo muy dinámico… Pero si eres alguien que, como yo, no es fácil de sorprender, quizás te lleves un chasco. Y es que el terror, como el humor, es algo muy personal.

portada de Dieciocho engranajesDieciocho engranajes de Nieves DelgadoPincha en el título para ir a la página de Goodreads y ver más comentarios sobre la antología.

En este caso y como antecedentes, debo decir que soy una entusiasta de la ciencia ficción, mucho, y que siento debilidad por Nieves desde que leí «Casas Rojas» en la antología Alucinadas (relato por el que acabó llevándose, merecidísimamente, el Ignotus). Así pues, decir que abordé esta antología con muchísimo entusiasmo es quedarme corta. No me defraudó en absoluto, me lo pasé de vicio, aunque aparcaré a la fangirl que llevo dentro porque, objetivamente, no es una antología perfecta ni redonda. Me explico: vas a querer matar a Nieves en más de una ocasión.

Quien me conoce sabe que soy fan de los finales abiertos; esos que dejan al lector pensando y, en mi caso, imaginando todas las alternativas posibles. No me suele gustar ese «Fin», ese «The End» rotundo, generalmente porque no me los creo. Por ejemplo, con el «Vencimos al malo y volvimos a respirar tranquilos» me da la risa. «Pues no te queda mierda por superar. Que ahora empieza lo bueno, chaval: la reconstrucción», suelo pensar. Ahora bien, unos cuantos cuentos me dejaron con el culo torcido: una cosa es un final abierto; y otra, taaan abierto que parece un prólogo para lo gordo que está por llegar. Sobre todo cuando en esos relatos los escenarios que describe Nieves son tan molones que esos finales te dejan con la sensación de «Jodía, no me has dejado con la miel en los labios; has abierto el tarro superapetecible y luego te has pirado sin más. Y yo aquí, boqueando como una tonta». Eso sí, si por alguna de aquellas algún editor me estuviera leyendo, que sepa que me leería todas y cada una de las novelas (cortas o no) sobre esas historias.

Por otro lado, los últimos cuentos (cortísimos) que rematan la antología me parecen flojos y te dejan algo chof con todo el subidón que llevabas hasta ese momento. Cierto es que en mi caso me limité a chasquear la lengua y decir «Cachis», pero es que, además de ser una fangirl, soy una chica fácil de contentar: no necesito que los cuentos sean redondos, no me importa que parezcan prólogos, siempre y cuando la idea me deje flipando o rumiando; y Nieves lo consigue, incluso me dejó la sensación de que todo ocurre en el mismo universo, pero en distintos momentos de la línea temporal, muy alejados unos de otros. Quizás me esté columpiando, pero es lo que me transmite.

Resumiendo: si te gusta la ciencia ficción, échale un ojo. Le pasa lo mismo que al de Marta: se lee en un plis y hasta los que son primerizos están escritos de puta madre. Yo me lo pasé como una enana. Ahora bien, si eres de los que necesitan que los finales sean cerrados, o simplemente primas un cuento redondo antes que una idea cojonuda, lo vas a pasar mal. Si un cierre de antología flojo te hace despreciar toda la magia de la que te has empapado, olvídalo. Eso sí, quédate con su nombre: Nieves Delgado, futura Dama española de la ciencia ficción. Editores: estad atentos a cuando termine su novela.

Coda:

Quiero agradecer a la editorial Cazador de Ratas, y especialmente a Carmen Moreno, por seguir apostando por las antologías. Quizás la reseña de Vienen a por ti no haya sido todo lo entusiasta que era de esperar, pero me habéis descubierto a Marta Junquera, a la que pienso seguir con mucho interés.

Después de ver el catálogo de Adaliz ediciones, me sorprende y a la vez me alegra que hayan apostado por Dieciocho engranajes, y más aún cuando… Lo admito, con mi falta de tiempo me daba pereza bucear por la red en busca de los relatos de Nieves (venga, decidlo: soy lo peor). Tenerlos todos juntitos, seleccionados por ella, es un regalo.

Lo decíamos en esa mesa redonda que comentaba al principio e insisto ahora: las antologías tienen que existir pese a todo. No solo porque son un escaparate del género o de los autores (por cierto, olé por las antologías de un único autor), sino porque en este tiempo de prisas son el complemento perfecto.

Dame mis píldoras, dame mis dosis, dame mi droga para que la consuma a mi ritmo… y luego decida si quiero más y en mayor cantidad.

LARGA VIDA A LAS ANTOLOGÍAS.

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2 Comments

  1. Coincido contigo que el terror es algo muy de gustos personales, yo soy muy entusiasta y el libro de Marta me gusto mucho (no sabia que estaba con una novela, habrá que meterle presión xD). Por otro lado me pasa al revés que a ti ya que empiezo a interesarme en la ciencia ficción, que casi no he leído y menos aun de autoras…. me he topado con alguna historia que me ha dejado el cerebro medio licuado por no entenderlo bien pero quiero seguir leyendo!!, me apunto la antología de Nieves que me apetece mucho 🙂

    • Marta escribe requetedeputamadre :-P, así que me alegro muchísimo que te haya gustado. Y, definitivamanete, tú y yo vamos al revés. Ahora, a ver si me pongo las pilas con el terror 😀

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