12 vs 22

Título enigmático, lo sé, aunque supongo que unos cuantos se habrán dado cuenta en seguida de qué va a ir esta entrada: sobre series, número de capítulos y, ya puestos, temporadas.

Cuando empecé a ver series japonesas (dorama), hace ya unos cuantos años, descubrí con agrado que se componían de nueve capítulos (once, excepcionalmente)[1] de más o menos una hora de duración. Por aquel entonces, las series anglosajonas eran TODAS de veintidós episodios (algunas veintitrés o veinticuatro) y de cuarenta y dos minutos por episodio (veinticuatro en algunos casos).

Recuerdo que después de ver unos cuantos dorama pensé «Joder, ya podrían hacer esto con las anglos». Pero es que además, salvo unas pocas (muy pocas), todas eran temporadas únicas[2]. En nueve horas, minutos arriba, minutos abajo, te contaban todo lo que te tenían que contar y, lo más importante, te quedabas satisfecha.

Unos tres años después empezaron a aparecer series anglosajonas de doce o trece episodios y de unos cincuenta minutos. A mí se me abrió el cielo. «Ya iba siendo hora», pensé. Y es que veintidós capítulos dan para muuucha paja; el arco argumental (cuando lo había) bien se estiraba y retorcía (an algunos casos hasta el absurdo), bien salía de pasada o no aparecía durante una buena ristra de capítulos, algo muy frustrante, por cierto. Claro que, si los guionistas eran buenos, seguías tragando y tragando capítulo tras capítulo con la esperanza de que la historia fuera tomando forma.

Hmmm… Quizás soy mayor de lo que pensaba, pero… ¿soy la única que recuerda una época en que las temporadas no acababan en cliffhanger? Te contaban una historia y si la serie tenía éxito, pues al año siguiente tenías una nueva entrega. No sé en qué momento dejó de ser así, pero os aseguro que no me lo estoy inventando. Ahora, sin embargo, salvo que se sepa de antemano que se va a cancelar la serie, todas terminan en tachán. A ver por qué.

No sé vosotros; yo empiezo a estar harta. Quizás es porque estoy acostumbrada de tanto ver series asiáticas (japonesas, coreanas y taiwanesas [3], principalmente, y que, salvo el número de capítulos, comparten que son historias únicas y con capítulos de duración similar), pero lo cierto es que me gusta enfrentarme a una serie sabiendo que acaba, que no te vas a pasar chorrocientas temporadas o chorrocientos capítulos esperando a que te resuelvan todo. Prefiero una serie pensada para dos o tres temporadas, por ejemplo, que no saber jamás hasta qué punto están dispuestos a ir, entre guionistas y productores, para explotar la gallina de los huevos de oro.

Claro que mola que tus personajes favoritos no mueran, que vivan miles de aventuras, pero… ¿qué queda para la imaginación? ¿De verdad soy la única que no necesita que se lo cuenten todo? ¿Y los actores? ¿Es que nadie piensa en actores y actrices? Porque otra cosa que me gusta de las series asiáticas es que al estar pensadas en su mayoría como temporadas únicas, cuando descubres un actor o actriz que te mola sabes que no va a quedar encasillado/a en un papel. Interpretará otros tantos roles difrentes, y descubrirás si de verdad es bueno/a o si solo se le da bien una cosa.

En fin, volviendo al tema, me sorprende que siga habiendo series pensadas para veintidós episodios y, además, sin visos de concluir jamás. Salvo un par de honrosas excepciones[4], al menos para mí, las demás series que siguen este formato me tienen un poco harta. En serio, ya que está claro que no están pensadas con un final que lo cierre todo, sino para seguir explotando la mina mientras dure, ¿por qué no dejarse de zarandajas y condensar la serie para que todos los capítulos aporten algo de verdad?

Supongo que no os extrañará saber que me ocurre lo mismo con mis lecturas. Cuando me planteo leer una novela lo primero que miro es si es única o si se trata de una trilogía, o peor: una saga; porque en estos casos suelo encontrarme lo mismo que cuando veo una serie de veintidós episodios: la probabilidad de darte de bruces con capítulos de relleno es alta; y lo odio.

Así que, desde ya, reivindico series de doce capítulos, de cincuenta minutos de duración y con intención de resolver la historia en una, dos o tres temporadas a lo sumo. ¿A que no soy la única?, ¿eh? ¿eh?

Notas:

[1] Las de corte histórico, llamadas jidaigeki, son la gran excepción. Puedes encontrar de treinta y seis episodios, cincuenta y cuatro, ochenta y tantos…, dependiendo del éxito de la serie (Hissatsu Shigotonin es un ejemplo); pero estamos hablando de unos veintialgo a treinta y pocos minutos por capítulo. Y algo similar ocurre con las series chinas de la misma índole. No sé si en Corea también las hay. Me faltan datos.

[2] Sin contar las de género jidaigeki, en algunas ocasiones encuentras series de dos temporadas (y hasta algunos spin off). Curiosamente, las que llegan a tener hasta tres temporadas suelen ser de corte médico por lo general.

[3] En los últimos años me he afiicionado también a las series españolas que, desde ya, reivindico, aunque hay mucho prejuicio pululando por ahí. «Es que son muy largas», me han llegado a decir en más de una ocasión. Bueno, yo estoy más que acostumbrada con las asiáticas, además, me dan ganas de decir «Osea, veintidós capitulazos con paja incluida te parecen bien, pero entre nueve y doce, no. Ajá».

[4] Seguro que alguien está pensando en Doctor Who, y aunque no es santo de mi devoción le concedo que tanto la estructura (una colección de relatos de distinta autoría adaptados a TV) como el cambio de actor principal consiguen que, en cierto sentido, no parezca demasiado repetitiva o estirada. Eso sí, el Deux ex machina que representa el Doctor es invariable en todas las temporadas.

Posted in Reflexiones, Series.

5 Comments

  1. Hmm… Muchos desacuerdos 😉

    No creo que las series de (aproximadamente) 13 episodios sean algo nuevo en la televisión estadounidense. Puede que ahora se den más, simplemente porque me parece que ahora mismo, al haber muchísima más competencia, se prueban más series, y pedir 13 episodios sale más barato que pedir 22.

    Aparte, dices lo de recordar una época en la que las series no acababan en cliffhangers… Bueno, Dallas es de 1978, y tuvo cliffhangers famosos (el disparo a J.R.), y no es que el concepto de los cliffhangers lo inventasen los guionistas de Dallas. Lo que sí es cierto es que la gran mayoría de series eran episódicas (en el sentido de que cada nuevo episodio comenzaba con un reset a la situación inicial, más o menos), pero el desarrollo de arcos argumentales largos (de una temporada o más) es algo que comenzó quizá a finales de los 80 o principio de los 90 (Babylon 5 se estrenó en 1994).

    Respecto a si es bueno o malo, si genera paja o no… Uff. Depende. Obviamente, mientras más corta es una temporada, más hay que condensar. Eso puede ser una ventaja, o todo lo contrario. En 22 episodios tienes tiempo para desarrollar más los argumentos, y sobre todo las relaciones interpersonales, y para tener repartos más grandes. Ocasionalmente, eso puede dar lugar a episodios de relleno, pero a veces los episodios de relleno pueden ser fantásticos (en Sobrenatural los episodios de puro cachondeo son tan impagables que no querría ver la serie sin ellos), y además, sirven para administrar el ritmo. Tanto me molesta una serie que se alarga y se alarga innecesariamente, como la que te plantea un profundo misterio en el episodio N y lo resuelve en el N+1… Eso solo se puede hacer si tienes una fuente inagotable de giros argumentales, y eso es un problema en sí mismo (porque a más giros argumentales, más probable es que sean topicazos).

    Dicho todo esto, no estoy defendiendo las series largas e inacabables, o al menos, no más o preferentemente a las cortas. Life on Mars es maravillosa con dos temporadas de seis episodios. Babylon 5 es maravillosa con cuatro temporadas (la quinta no existe). A Lost le sobraron dos temporadas enteras y al menos un tercio de otras dos. Jessica Jones se me ha hecho extremadamente corta con 13 episodios, mientras que Daredevil se me hizo larga en la misma longitud.

    Al final, creo que no se trata de pedir una u otra longitud, temporadas cerradas o con cliffhanger, series con final previsto o abiertas… Solo hay que desear que tengan buenos guionistas y que sepan hacer su trabajo.

    • Muy bien, Juanma, ahí dádome caña ^^

      Y lo gracioso es que estoy de acuerdo con lo que dices, así que solo haré un par de aportaciones:

      1) Algo me dice que mi fondo de series es distinto al tuyo. Por ejemplo, Dallas, que como solía tener dos rombos a mí me mandaban pa la cama. Si me la mentan digo «Hombreee, Dallas, claro», pero lo cierto es que jamás la vi.
      2) Casi lo mismo que lo anterior: de las que yo veía, ninguna era corta. Las habría, pero no son mi fondo. Y cuando empecé con los doramas, no había ni una.
      3) Respecto a Supernatural… Sospecho que eres de los que opina que la temporada 10 es magnífica, con el musical y capítulo de cachondeo por aquí y por allá. Yo me quise cortar las venas. Eso sí que es una temporada relleno, toda ella. Me cabreé tanto que no he seguido viendo la serie.
      4) Por supuesto que los guionistas los son todo. De ahí que dijera que algunas series, con sus veintidós capitulazos, me los tragara uno a uno sin rechistar. Y en efecto, la primera temporada de Daredevil me resultó insufrible (y me desesperaba cuando todo el mundo la ponía por las nubes), pero al ser corta, me permitió darle una segunda oportunidad con la segunda temporada, y oye, salvo por la histérica de Elektra, me lo pasé genial.
      5) Será cuestión de gustos, seguro, pero ocho, diez, doce temporadas de una serie se me hace muy cuesta arriba. Que sí, que vale, que para revisionarlas me puedo saltar capítulos, pero al final siempre es el «y ahora: más difícil todavía». Puees, pa qué.

      En definitiva, estoy de acuerdo. Los guionistas lo son todo, pero hasta los buenos tienen más posibilidades de cagarla con series interminables. Digo yo, eh.

      • Sí, precisamente he mencionado Dallas porque suponía que tu perspectiva era un poco más moderna. 😉

        Curioso, a mí la segunda de Daredevil me gustó menos aún que la primera. Al menos Kingpin en la primera era convenientemente amenazante, y sus relaciones (con el abogado/amigo y con la marchante de arte), interesantes. En la segunda… Elektra es una plasta, pero, la verdad, Punisher no me pareció mejor. Me pasé toda la temporada con muchas ganas de que acabase.

        Lo que no significa que la serie (ambas temporadas) me parezca mala… Solo alargada (y sufre mucho en la comparación con Jessica Jones). Hay más relleno en 13 episodios de Daredevil que en cualquier temporada de Fringe, por decir algo.

        Respecto a Supernatural… Sorry, pero te equivocas 😉 No he visto la 10, de hecho creo que la última que vi fue la 7, o quizá la 8 (no estoy seguro). Mi opinión firme es que es una serie magnífica, con grandes personajes, y un planteamiento y un desarrollo argumental muy sólido, y la evolución de los personajes no solo es creíble sino necesaria… y que termina, sin ninguna duda, unos veinte segundos antes del final del último episodio de la 5ª temporada. Estoy seguro de que la serie se planteó así, con Sam, el rebelde sin causa, yéndose al infierno y Dean, el soldado siempre obediente y fiel, obteniendo por fin la vida normal y familiar que siempre deseó. Cuando llegó ese punto me emocioné realmente… y luego le pusieron unos segundos más con Sam retornado del infierno, porque alguien debió presionar para no cortar una serie que tenía tanto éxito. Así que el resto para mí es un añadido, y finjo que es otra serie. Y desde luego las siguientes temporadas tienen relleno a tutiplén, pero no está provocado porque las temporadas tengan 22 episodios, sino porque alguien estropeó un magnifico arco argumental estirándolo más allá de lo estirable (y aún así, el episodio de la 6ª en el que se intercambian con los actores que interpretan sus papeles en un universo paralelo es magnífico, incluyendo el cachondeo sobre “una sexta temporada, menuda idea”).

        Yo tampoco estoy defendiendo, por cierto, las ocho o diez o doce temporadas de una serie. Algunas lo han conseguido con relativo éxito (Friends, si te gusta; a mí me dejaba un poco frío), en otras se nota que han alargado (How I Met Your Mother, te estoy mirando a ti)… pero, de nuevo, hay series con cuatro temporadas que se hacen largas y series con siete que no.

        Vamos, que estoy de acuerdo en que es más fácil meter la pata si los guionistas tienen que hacer 22 episodios que si tienen que hacer 13… pero, a cambio, también tienen más tiempo si lo necesitan para hacer las cosas bien. No hay absolutos. No voy a juzgar (ni prejuzgar) una serie por si tiene 13 episodios por temporada, o 22; o por si tiene dos temporadas, u 8. Solo por si me aburrí o me lo pasé bien viéndola 😉

        • Curioso, sip. Muy curioso lo que son los gustos; en los que está claro que no siempre coincidimos. Faltaría plus 😛

          Respecto a Daredevil:

          Aparte del relleno, con el que estoy de acuerdo, fue precisamente Kingpin el que más me chirrió. Para mí se pasó toda la temporada con un perpetuo puchero, siempre a punto de llorar, que no me convenció nada. Sin embargo, en la segunda temporada me dije «Vale, este sí es Kingpin». También soy consciente de que esta última temporada me moló más por el Punisher (quien parece que a ti no te dio más). Si quitase los capítulos en los que aparece este personaje, lo más seguro es que hubiera desistido de seguir con la serie.

          Las comparativas, por otro lado, siempre son odiosas. Jessica Jones, narrativamente, es bastante mejor que Daredevil; aun así, para mí tuvo sus momentos tediosos. La serie me gusta y tengo ganas de una segunda temporada; no obstante, tampoco me quedé con la sensación de «vaya pasada de serie», por ejemplo. Es más, la tengo bastante olvidada, si te soy sincera.

          Respecto a Supernatural:

          En efecto, el conjunto que forman las cinco primeras temporadas me parece glorioso, y mira que hasta la tercera no dices con todas las letras «Qué hijos de puta, qué grandes». Seguí viéndola, con cierto recelo, pero pronto me di cuenta de que seguía habiendo chicha a pesar del relleno. Sin embargo, terminada la octava temporada, el nivel va bajando, va bajando… La décima, que muchos ponen por las nubes por la cantidad de capítulos chorras, a mí me hicieron poca gracia. Es más, después de tu primer comentario, decidí ponerme con la siguiente. Resultado: repetitiva, un mal (villana) WTF, capítulos de relleno con la misma excusa una y otra vez; y como en la anterior temporada, hacia el final despunta, pero empiezo a temerme que me va a pasar como en la anterior: se desinflará en los próximos capítulos y el último será un tachán para enganchar, y listo. Conclusión: o cambian los guionistas, o empiezan a ponerse las pilas, porque yo de aquí me bajo. ¿Recomendación? Si la ocho es la última que viste, hiciste bien en quedarte ahí.

          En definitiva:

          No estoy diciendo que vaya decir no a una serie de veintidós episodios (sigo a unas cuantas, que a ver si terminan de una vez para que pueda ver del tirón), digo que PREFERIRÍA series más cortas y de mayor duración por episodio. Y si además están pensadas para contar una historia en un número finito de temporadas (en este sentido me resulta indeferente el número de capítulos), para mí, ya sería la hostia.

          Me seguirán molando las series asiáticas de temporadas únicas, seguiré recomendándolas aunque a nadie les interese (alguien caerá) y seguiré pensando que me mola esa estrategia. Eso no significa que repudie a las demás o que exija el mismo formato, pero sí es cierto que cada vez empiezo a estar más harta de estiramientos, paja y el cuento de nunca acabar.

  2. Creo que ya lo hemos dicho todo y ambos comprendemos la postura del otro. Solo un comentario sobre Jessica Jones: si tienes un rato, pesca en mi muro de Facebook un link a una discusión on-line sobre la serie (en el blog Making Light) y échale un vistazo. Muy recomendable.

Leave a Reply