La semana pasada tuvo lugar el Celsius, al que acudí, como todos los años, tooodos los días desde primera hora de la mañana hasta la tarde. En esta ocasión, el clima no me ayudó a disfrutarlo como me habría gustado, sobre todo los dos primeros días, y al final acabé con la sensación de que para mí empezó un jueves por la tarde en lugar de un miércoles de buena mañana; y eso que la presentación de Los rostros del pasado abrió el festival.
Dejando eso de lado, y que Lorenzo decidió saludarnos el sábado con mucha alegría (hasta el punto que tuve que sacar la crema solar de lo que picaba), el Celsius cubrió buena parte de mis expectativas, aunque me he quedado con la sensación de que este año he acudido a menos charlas literarias. ¿Por qué? Quizás porque la fantasía me interesa cada vez menos (no sé si será una etapa o qué) y en el programa no había mucha cifi (o no toda la que me habría gustado del tipo que a mí me interesa), así que… dos y dos. Eso sí, las distintas charlas que tuvieron lugar en diferentes terrazas, delante de una caña, suplieron esa carencia.
Si la memoria no me falla, el jueves por la tarde fue cuando más pisé la carpa y el auditorio, aunque llegué a unas cuantas charlas ya empezadas porque se solapaban unas con otras. Pat Cadigan, videojuegos y rol. Fue una gran tarde.
No quiero dejar pasar la ocasión para decir que por segundo año he echado de menos a esos grandes que forman el club de rol La forja, aunque entiendo que el mega LARP que tiene lugar en Alemania por las mismas fechas tire más que el Celsius en este caso. La editorial Nosolorol cubrió bien el hueco, pero las cosas como son: uno va a vender (¿acaso no van todos los invitados a lo mismo?) y el otro no tiene esa necesidad. Aun así, aplaudo con las orejas las tres charlas, y no solo espero que la sección se mantenga el año que viene, sino que los actos sean de media hora en lugar de una, porque eso significará que son muchos más. Y algo parecido espero también de la sección Letras y bits (salvo cuando haya que traducir al invitado, claro).
Del viernes me quedo con una grata experiencia personal: practicar el inglés durante la comida 😛 Aunque a Ian Watson lo conocía de pasada, no sabía que fuera tal encanto de hombre; y otro tanto, Ian Whates (y señora, que me cayó genial, por cierto). Como el anuncio de Mastercard, no tuvo precio. Pero, hey, eso forma parte del encanto del Celsius, ¿no?
En cuanto al sábado, buena parte de la mañana la pasé como jurado (junto a Rodolfo Martínez y Ricard Ibáñez) en el concurso de disfraces de Mundodisco organizado por Sofía Rhei. Fue muy divertido, la verdad. Y el año que viene… ¿de qué autor será? Jejeje…
Pero bueno, no voy a enrollarme mucho más. Si queréis saber sobre charlas y demás, estoy segurísima de que a lo largo de esta semana irán apareciendo un montón de crónicas al respecto (y vídeos, of course). La cuestión es que el Celsius ha terminado, y a pesar del mal tiempo, de no comprar ciertos libros porque en inglés no leo y de llevarme un par de chascos con gente que esperaba ver por el festival y que al final no se pudieron pasar, ya he empezado a contar los días para el siguiente (y más después de saber qué tienen pensado para 2016). Así que la duda que comentaba en la entrada anterior ya tiene respuesta: Sí. El Celsius ha generado suficiente inercia y buenrollismo para atraer frikerío vario a pesar de publicar el programa con solo una semana de antelación. Mmm… ¿eso es bueno, o malo?
Sea como sea, parece que el festival goza de buena salud y tengo intención de seguir acudiendo año tras año. Y oye, si además me siguen invitando como hasta ahora, con más razón 😛